Una investigación escénica de El Pollo Campero, comidas para llevar.
Vivimos en un momento donde ya no importa el ser, lo que importa es el parecer. Nos mostramos activas, en mil proyectos, siempre de acá para allá, sabiendo que al mismo tiempo hay que mantener la serenidad, ir despacio por la vida, cuidar de nuestras relaciones afectivas... Y lo contamos todo en nuestras redes sociales, pasado siempre por un bonito filtro. En facebook, twitter, instagram siempre somos felices.
Las redes sociales crean una realidad difícil de seguir. Según éstas hay que tener tiempo para una misma, trabajar duro, tener una familia, no olvidarnos de nuestros amigos, ir a fiestas los sábados y disfrutar la noche al máximo pero también correr maratones los domingos por alguna buena causa social, tener siempre claro lo que quieres, ser sensible y fuerte, desarrollar tu espiritualidad y que en tu casa no falte de nada, estar a gusto contigo misma e ir al gimnasio, estar delgada y comer de todo, darse caprichos de vez en cuando, disfrutar de la vida y sacrificarse por ella, ser sexy pero sin la falda muy corta para no incentivar al sexo opuesto a una agresión sexual, ser comprensiva y buena pero no tonta, despilfarrar un día loco pero también saber ser austera, vivir el presente a tope, no mirar atrás, pero ser consciente de donde viene una... Una realidad visual tan polarizada y contradictoria que es imposible llevarla a la práctica sin anomalías.
Y luego está la vida real... sea lo que sea lo real.
De nuevo nos encontramos con la línea que separa la realidad de la ficción, cada vez más fina, cada vez más líquida.
Partiremos de acciones que nos coloquen en contradicción: agonizar mientras escuchamos un tema de Britney Spears; romper una relación con un poema rimado; hacer el amor mientras se consulta twitter; ejercitarnos mientras hacemos un Skype con nuestra madre; no perder la sonrisa mientras se escuchan las declaraciones del caso Gürtel; hacer flexiones mientras desahucian la casa de al lado; una cena de amigos entre chavolas como algo exótico; practicar la respiración del yoga en el metro a las 7.30h de la mañana, sacarse selfies en un accidente de coche.