MALÉN ITURRi MORILLA

LaPoderosa - Events
Residencia
Fecha/hora 
De Lunes, 10 Enero, 2022 - 00:00 hasta Viernes, 25 Febrero, 2022 - 00:00
Artistas 

 

Embebida en el devenir metamórfico, en este momento me encuentro saboreando lo caminado en los últimos meses (un año, dos años…. vaya con estos dos añitos… ja!), en proceso de digestión. Y mientras lo digiero, lo muevo, lo agito, lo bailo, lo bajo a la cuerpa.

 

Estos son algunos fragmentos de textos que me andan resonando estos días, son parte del tfm que terminé hace poco. Ando degustándolos y ya les van saliendo tentaculitos.
 

Este link te lleva a Crura [larval], son una serie de video relatos (parte de la propuesta del tfm):

 

https://crura.hotglue.me/

La sensación de desorientación en mi cuerpo se revela en la imagen de una serpiente sobre superficies resbaladizas curvadas y flotantes, una serpiente que nunca puede descansar del todo. Necesita mantener un tono mínimo que le permita permanecer en ese lugar. Abajo solo hay un vacío oscuro, no se divisa la tierra. En algún momento la serpiente, agotada, se relaja, descarga todo su peso en la base que la sostiene e inevitablemente se desliza vacío abajo, cae en desorientación máxima hasta que se topa con una nueva superficie resbaladiza curvada y el ciclo de la modulación de tono para la supervivencia vuelve a comenzar.

La relación entre cuerpas es la relación entre sus historias, la relación entre sus superficies (y no sólo eso) y de las materias fluidas entre ellas. A nivel microcósmico hay todo un intercambio quizás indescriptible para nuestras escalas cognoscentes. Como la relación entre membranas celulares a través del fluido intersticial, en estas relaciones que siempre son de intercambio dentro-fuera, aparece el entre. Aparece la pegajosidad (Ahmed, 2015), que no se origina ni en un cuerpo ni en el otro, sino en esa tercera cosa que aparece en el “estado de relación”, el vínculo.
Atracción molecular que tira hacia una pegajosidad nueva, que fluye con otra cadencia, lejos del estancamiento, en un flujo vertiginoso que desarma. Vértigo y esperanza, extraña esperanza en la intensa transitoriedad. Esperanza en un compartir extrañeza, esperanza en un compartir anti- naturaleza. Ya nunca más existirá lo natural.

Tenía una lengua quilométrica para surcar las profundidades y degustar los sabores de lo digerible y de lo indigerible, para sensar el trayecto de lo que está en proceso de integrarse y lo que está en proceso de desaparecer.
Tenía una lengua quilométrica de tejido esponjoso y flexible, que bajaba lamiendo cada vértebra, se entretenía palpando los pequeños discos entre ellas, descendía por el interior de su sacro, se divertía presionando cada músculo en el interior de su pelvis y casi sin querer, sin darse cuenta, devenía la estructura tersa de su clítoris. Y desde ahí salpicaba, y desde ahí azotaba.
La lengua quilométrica nace de la parte baja de la columna, crece hacia arriba y hacia abajo y alcanza más allá de lo visible.
Lengua quilométrica de ternura humectante.

 

—> En este proceso de integración me facilita la inmersión habitar estos espacios sonoros que aparecieron hace un tiempito https://mimbere.bandcamp.com/.